"Eres tan pobre que solamente tienes dinero"-Manuel González Rodríguez (''Tote King'')
Sin duda, el ''Euromaidán'' ucraniano (junto a las sublevaciones en Colombia y la situación en Siria) se ha convertido hoy día en uno de los casos más preocupantes para, no solo la población ucraniana ni europea, sino la población mundial que observa timorata los acontecimientos que ya predicen un grave conflicto a nivel mundial que no tardará en tener lugar (ya sea una ''Guerra Fría'', nuclear, o simplemente una enorme revolución).
Un conflicto de carácter político, que de nuevo enfrenta a dos sectores cada vez más distanciados, desde el punto de vista del redactor, debido al sistema económico capitalista actual. El pueblo se levantó un 21 de Noviembre del pasado año tras la firma, por parte del gobierno, de la suspensión del Acuerdo de Asociación y el Acuerdo de Libre Comercio.
Desde entonces este levantamiento estudiantil ha crecido hasta lo que vemos y preocupa tanto hoy en día en los noticiarios de todo el mundo, pero, a parte de los conflictos políticos, como siempre, existen unos interéses económicos por encima de los anteriores que como siempre manejan los alicientes de las grandes empresas mandatarias en este sistema vigente (como si un ''Dios dinero'', más poderoso por mucho que el religioso, nos manejase a todos como títeres).
Con esta breve reflexión pretendo hacer hueco en la mente del lector para que pueda encajar allí esta noticia, que hace perder gran esperanza en la propia raza (no tanto si se conoce como funciona el mundo), y trata sobre el reciente estudio que ha llevado a cabo el analista Joseph Sottile tras su investigación sobre la situación actual europea, en la que asegura que empresas tan grandes como Cargill y Chevron, ambas estadounidenses, se han visto muy gratamente beneficiadas tras el ''Euromeidán'' (algo poco nuevo, pues ya pasó en el caso del 11-S, donde un reducido sector se enriqueció debido a la subida repentina del oro tras la caída de las torres gemelas).
Los dirigentes de Cargill confiaban lo bastante en su futuro como para invertir más de 200 millones de dólares en las acciones de UkrLandFarming, antes de saber cual podría ser la decisión de Yanukovich. Según 'Financial Times', esta empresa ucraniana es la octava cultivadora de tierra más grande del mundo y el segundo mayor productor de huevos. "Aquellos no serían los únicos huevos en la cesta cada vez más amplia de Cargill", reseña Joseph Sottile, en el resumen de su investigación, publicado por la revista digital 'AlterNet'.
Después de la compra, la empresa estadounidense descartó que pretendiera controlar la producción agrícola en Ucrania. Pero desde el 2011 ya era el mayor fabricante de piensos compuestos de Ucrania. Además, un mes antes había adquirido asimismo las acciones de un puerto ruso en el mar Negro, especializado, entre otros, en cargamentos agrícolas. El periodista destaca la obvia contradicción entre las declaraciones del gobierno de La Casa Blanca y las medidas económicas llevadas a cabo.
En los recientes meses ha sido muy típico el doble discurso de algunos sujetos, a quienes consultaban al mismo tiempo las autoridades de EEUU y el mundo de los negocios, señala Sottile. Expertos como el presidente del Consejo de negocios EE.UU.–Ucrania, Morgan Williams, estaban al tanto del negocio de Cargill, mientras no dejaban de declarar públicamente que los planes de negocio en Ucrania estaban "paralizados" por la situación política.
El analista reveló asimismo que la petrolera Chevron patrocinó algunos de los eventos dedicados a Ucrania con participación de importantes funcionarios del Ejecutivo estadounidense. Así, la secretaria de Estado adjunta, Victoria Nuland, anunció la inversión de más de 5.000 millones de dólares estadounidenses en propiciar las "aspiraciones europeas", específicamente teniendo un cartel de Chevron a su espalda.
En esos mismos meses el embajador de EE.UU. en Kiev, Geoffrey Pyatt, ayudó a la petrolera a confeccionar un acuerdo que le permitiría controlar por unos 50 años los yacimientos submarinos de hidrocarburos cerca de las costas ucranianas del mar Negro. Pero los intereses de Chevron se enfrentaban con los de las compañías rusas y para expulsarlas de la zona era conveniente invertir ciertas sumas en la degradación de las relaciones entre Ucrania y Rusia. A eso también contribuiría el 'Euromaidán'.
¿Cómo pretendemos crear una sociedad justa e igual si el mundo es manejado por monedas, y por hombres sometidos a ellas?
Estas afirmaciones que nos trae el analista son increíbles y difíciles de creer (o más bien, de querer creer), pero si hay algo claro, es que, por desgracia, en este mundo actual que nos ha tocado vivir (y no digo que sea el peor, pero queda aún por mejorar, por estos hechos entre otros) no hay cosa que tenga más importancia, no hay cosa que mueva más el mundo, que llega incluso a mover nuestras propias mentes, que el dinero y su obligada dependencia:
''Dinero maldito, te odio y te necesito''
Ignacio Fornés Olmo (''Nach'')
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