viernes, 21 de marzo de 2014

Ayer, día 20 de marzo, como cada año, se celebró el Día Internacional del Síndrome de Down. Todo el mundo sabría reconocer perfectamente a una persona con esta discapacidad, pero, ¿sabemos qué es concretamente el Síndrome de Down?

El síndrome de Down es una combinación cromosómica natural que siempre ha formado parte de la condición humana, existe en todas las regiones del mundo y habitualmente tiene efectos variables en los estilos de aprendizaje, las características físicas o la salud.
El acceso adecuado a la atención de la salud, a los programas de intervención temprana y a la enseñanza inclusiva, así como la investigación adecuada, son vitales para el crecimiento y el desarrollo de la persona.



Con esta celebración, la Asamblea General quiere aumentar la conciencia pública sobre la cuestión y recordar la dignidad inherente, la valía y las valiosas contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como promotores del bienestar y de la diversidad de sus comunidades. También quiere resaltar la importancia de su autonomía e independencia individual, en particular la libertad de tomar sus propias decisiones.

 Las personas con que sufren este desorden genético suelen ser muy afectivos y cariñosos con niños más pequeños que ellos; los miman, cuidan y los ayudan a ser más activos cuando son apáticos; suelen ser niños capaces de asimilarlas conductas, y si se les educa con atención, cuidado, y cariño, responden positivamente. Son excesivamente sociables, actúan con simpatía y buen sentido del humor. Aunque su lenguaje oral es limitado, se hacen entender adaptándose fácilmente al medio ambiente que lo rodea.

Estos niños tienden a la imitación, esto facilita el proceso de aprendizaje, y tiene patrones de sociabilidad adecuados cuando se le ayuda a encontrarlos y dominarlos.
Además, tienen una gran capacidad de adaptación a un régimen de vida normal, y su coeficiencia social es regular y similar a cualquier niño con todas las capacidades.

La gran mayoría de nosotros conoce a alguna persona con esta discapacidad o directamente forma parte del conjunto de su familia. Por ello, no es justo que estas personas tan queridas y que todos apreciamos, sufran de "racismo". Siguen siendo personas, y, seguramente, tengan más sentimientos y sean más inteligentes que todos aquellos que los desprecian y los intenta apartar de la sociedad.


                                                                                                            Alejandro Quintero Franco

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