Asesinato de Isabel Carrasco

Las dos acusadas de ser las autoras materiales del asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Montserrat González, y su hija, Triana Martínez, están afrontando de forma muy diferente sus primeros días en prisión. Según informaron fuentes de la investigación, la hija lo está pasando muy mal tras haber empezado a asimilar lo que ha hecho y las consecuencias que tiene. La madre, en cambio, se muestra cada día que pasa más fría y no duda en defender el crimen. En una conversación con el equipo psicológico que atiende a las dos, afirmó con total tranquilidad: «Volvería a matar a Carrasco otras 30.000 veces».

Según  he escuchado en las noticias y leído en los periódicos, hay varias teorías al respecto sobre cual fue el motivo del crimen. La que más fuerza ha cobrado es que se trata de una venganza. La hija de la supuesta asesina había perdido un contencioso laboral con la Diputación de León y tenía que devolver cantidades indebidamente cobradas cuando fue trabajadora interina. En su declaración a la policía, la detenida explicó que quiso vengarse por el trato que la víctima, Isabel Carrasco, había dado a su hija, que fue despedida de la institución provincial.

¿Cuántas personas en estos últimos años de crisis han sido desbancadas de sus respectivos trabajos? Millones. ¿Qué pasaría si todas y cada una de estas personas que han terminado en el paro mataran al responsable de su despido? Sencillamente España se volvería en un campo de batalla; el clima del país sería de tragedia continua. Nunca hay argumentos razonables cuando se trata de justificar un asesinato. Las personas poseemos valores morales, y arrebatarle la vida a una persona no es uno de ellos. No hay excusas, no hay explicaciones, no hay disculpa que valga.

Lo más sorprendente son las palabras pronunciadas por la asesina: "Volvería a hacerlo 30.000 veces". Hay que tener mucha sangre fría para matar a una persona por la espalda y después decir esto con una tranquilidad pasmosa. Sólo personas sin escrúpulos tienen la capacidad de hacer esto, personas cuya conciencia no se ve alterada. Algo realmente incomprensible.

En este caso, nos oponemos a Nicolás Maquivaelo, y podemos concluir diciendo que el fin NO justifica los medios, cuando la vida de una persona está de por medio.



                                                                                                Alejandro Quintero Franco