El robot 'Curiosity' aporta unas estimaciones optimistas de la radiación que soportarían los astronautas en el planeta rojo
Viajar a Marte no será tan peligroso después de todo. Uno de los principales impedimentos para mandar humanos al planeta rojo eran las dosis de radiación que recibirían durante el viaje de ida y vuelta. A eso habría que sumar más radiación por cada día de estancia en la superficie del planeta, bajo una atmósfera más tenue que la de la Tierra y por tanto más propicia a que los rayos cósmicos y las partículas llegadas del Sol la atraviesen y acaben impactando en los astronautas y aumentando sus posibilidades de sufrir cáncer. Pero no es para tanto. Eso es lo que muestran los datos recogidos por el robot de exploración marciana Curiosity, que lleva casi un año analizando el cráter Gale, cerca del ecuador marciano.
Al leer esta noticia nos damos cuenta de que cada vez estamos más cerca de ser capaces de habitar otros planetas. Nos damos cuenta de como hemos evolucionado en unos pocos años. Somos capaces de mandar sondas para investigar si los planetas vecinos son habitables, de hecho ya se están llevando a cabo proyectos para trasladar gente a este. Pero sin embargo nos estamos centrando demasiado en el progreso olvidando lo que ya tenemos. ¿Por qué es necesario marchar a otro planeta? Os diré la respuesta, porque al paso que vamos nos cargaremos la tierra en muy poco tiempo, por eso ya están buscando alternativas a este planeta. En mi opinión creo que deberíamos priorizar, por ejemplo, el dinero que se ha invertido en investigaciones sobre Marte, que asciende a decenas de millones, y haberlos utilizado para investigar recursos energéticos renovables o no contaminantes, como por ejemplo el desarrollo de motores por hidrógeno o el aumento del rendimiento de las placas fotovoltaicas como fuente de energía, las cuales actualmente no superan el 20%.
En definitiva, creo que la investigación tanto de otro planetas, como del espacio, es muy importante para conocer nuestro entorno y para una vida futura, pero no por ello debemos descuidar nuestra labor de cuidar nuestro planeta porque poco a poco lo vamos destrozando hasta que nos demos cuenta que es imposible habitar más tiempo en él y entonces ya será demasiado tarde. Sólo cuando el último árbol esté muerto, el último rió envenenado y el último pez atrapado, nos daremos cuenta que no podemos comer dinero.
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Juan Mudarra Acebedo 2ºA
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