El turista tiene la oportunidad de visitar San Sebastián -la ciudad con más asesinatos por ETA- como símbolo de "lucha" conocer la trágica Etxarri- Aranatz como ejemplo de "represión"; o participar en concentraciones a favor de presos de ETA y en la cadena humana por la independencia que un movimiento afín a la izquierda abertzale está organizando para el 8 de junio.
He elegido esta noticia porque con ella se aprecia un alto grado de surrealismo. Me cuesta inicialmente entender de que se trata, apoderándose de mí una mezcla de asombro e incredulidad.
Actualmente parece que cualquier posible deseo puede materializarse, ya que si tienes dinero, alguien te lo va a ofrecer. Como si se tratara de las visitas a los vestigios del Holocausto Nazi, a los campos de exterminio... ¿Por qué el horror y sufrimiento causa tanta curiosidad? En este caso, te muestran, previo pago, los escenarios de los atentados terroristas, el espíritu que les guió, los símbolos que tanta destrucción y dolor causaron... como un artículo más de consumo; y no con ello se pretende evitar que caiga en el olvido las barbaridades del ser humano ni de sus gobiernos, en aras a que la historia nunca vuelva a repetirse, no, por el contrario, se ofrece un producto que ensalza la lucha armada, la acción terrorista, la simbología cuya ideología llevó a teñir de negro uno de los capítulos más trágicos de nuestra historia, haciendo de ello un negocio, un objeto de consumo.
Y quien osa hacer esta oferta turística es un miembro de la estructura de ETA, prófugo de la justicia española, miembro de la Kale Borroca al que han de entrevistar fuera del territorio español y sin identificarle, aquel que dice que "La gente se engancha a viajes como estos porque se tienen emociones bastante especiales. Lo pasamos genial". Ese es su mundo, eso es lo que conoce, y de ello pretende beneficiarse y lucrarse. Ciertamente la realidad supera la ficción, increíble.
0 comentarios:
Publicar un comentario