viernes, 23 de mayo de 2014

Hoy leemos en el SINC una noticia que nos da que pensar: gracias un grupo de investigadores internacionales entre los que se incluyen un grupo de aquí de nuestra propia ciudad, Sevilla, del Centro Nacional de Aceleradores se ha descubierto que las algas del Mar Báltico poseen un gran nivel de plutonio y yodo radiactivos, restos del accidente de Chernóbil en 1986.




 Estas algas absorbieron la radiación de los restos del accidente de la central ucraniana, accidente que se extendió por toda Europa por culpa de la disuelta Unión Soviética, que no quiso dar el aviso por contaminación radiactiva al resto de países colindantes. Se extendió por toda Europa gracias a los vientos que se generan en la Estepa Euroasiática, los que distribuyeron las partículas de plutonio y yodo hasta el Mar Báltico, hábitat natural de las algas afectadas.
Este hecho histórico nos hace pensar en si los daños y peligros a los que nos enfrentamos por culpa de la radiactividad merecen la pena con tal de  conseguir energía.

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