Huelguistas
y activistas contrarios a la celebración del campeonato convocan marchas en
cerca de 50 ciudades. Sao Paulo, Rio de Janeiro, Recife y otras ciudades del
país son protagonistas de numerosas manifestaciones promovidas por diversos
colectivos profesionales (de profesores, de la metalurgia, policias,
transportistas, etc), colectivos de movimientos sociales así como de partidos
políticos de ideología socialista. El gran malestar social es el origen de
estas manifestaciones en la que los participantes están en contra de la
celebración de la Copa de Futbol en un país en el que aún quedan muchos aspectos sociales y económicos por solucionar. Reivindican aumentos de
viviendas, de salarios, mayor seguridad ciudadana, y están en contra de la gran
inversion que se está hacienda en infraestructuras, inversion que reclaman debe
ir destinada a mejoras en la sanidad, en educación, en transporte público, etc.
Cortes
de tráfico, saqueos en tiendas, disturbios en las calles, quema de neumáticos, entre otros sucesos, crean un ambiente de inseguridad y de tension en las
grandes ciudades, a pocos días de la inauguración del gran evento.
Estos
hechos reflejan una situación de descontento y crispación general en los
ciudadanos del país por las políticas que se están ejecutando. Parece ser que
el fútbol es considerado por los gobernantes como una forma de hacer política
económica y social, pero el principal objetivo de un gobierno debe ser mejorar
las condiciones de vida de los ciudadanos en los aspectos más básicos como es
la educación, la sanidad, la seguridad ciudadana, así como la creación de empleo.
Asumir
la sede de un evento de estas características llevará consigo beneficios
económicos, sobre todo en el sector turístico, pero ¿merece la pena las grandes
inversiones realizadas y tendrán un impacto positivo en la economía del país?.
Los
estudios realizados por diversas consultorias han dado informaciones
contrarias. Unas preveen que el Mundial tendrá un impacto poco duradero sobre
la economía del país; sin embargo las estimaciones de las consultoras
encargadas por el gobierno preveen una gran creación de nuevos empleos (3
millones de nuevos puestos) y de ingresos (80 millones de dólares). Según el
Ministro de Deportes, Oralndo Silva, el efecto multiplicador de las inversiones
en infraestructuras urbanas en las 12 ciudades que serán sede del evento generará muchos puestos de trabajo, mejorará los salarios y desarrollará el
turismo nacional.
Todo
estos planteamientos me parecen beneficiosos para la sociedad brasileña pero lo
que no es muy convincente es el coste total de las inversiones, que está
estimado en 11.000 millones de dólares, cifra muy lejana a la que gastaron en el
Mundial de Sudáfrica o de Alemania, poco más del doble de lo que gastaron en Sudáfrica….se
comenta que es el Mundial más caro de la historia.
Está
dentro de lo normal que un país o una ciudad tenga que mejorar sus infraestructuras
para ser la sede de un evento internacional, pero considero que debe reunir
unas condiciones mínimas para ser elegida como sede, es decir, que disponga de
medios económicos, y de instalaciones, porque de lo contrario es algo
desproporcionado e incoherente. Lo que está ocurriendo en Brasil muestra la
reacción de los ciudadanos a las decisiones ambiciosas y desmedidas de los
gobernantes.
El
país mejorará en general en infraestructuras de transporte, y el turismo será
uno de los sectores más favorecidos, pero esta es mi reflexión: ¿es más
importante para un país tener 12 grandiosos campos de fútbol que tener
hospitales bien dotados de medios y de personal para atender a todos los
ciudadanos que lo necesiten?.
(Si quiere leer la noticia haga click aquí)
Paula Zbikowski Silveira
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