jueves, 6 de marzo de 2014

 Jesús Rodríguez González

Está a la orden del día la tensa situación que está teniendo lugar actualmente en Ucrania, donde las tropas rusas han invadido y se han hecho con el control militar de la península de Crimea, al sur del país, y que históricamente ha tenido una gran influencia de Rusia. De esta manera, todos los grandes organismos internacionales y cómo no, EEUU, han decidido llevar a cabo una política de aislamiento a Rusia, a modo de sanción por el despliegue de un total de más de 16000 soldados en Crimea, donde presionan al gobierno central de Yanukóvich, en un país al borde de la guerra civil.

Visto esto, la situación se puede decir que llega a ser crítica, y que más que un conflicto de estado se ha convertido prácticamente en un conflicto internacional. Quién nos diría, hace unos meses, que llegaríamos a estar en esta situación, temerosos incluso, en el peor de los casos, de la llegada de la III Guerra Mundial. Sin embargo queda evidente un hecho: las instituciones deben de hacer lo imposible por evitar un conflicto armado. Las guerras hoy en día son diplomáticas, han cambiado, y se juegan por medio de los intereses económicos, capitalistas, de conseguir la supremacía en el mundo. Básicamente, es lo que está llevando a cabo EEUU, que parece que tiene la necesidad de ser el árbitro del mundo, estar metido en todos los “fregaos”.  Y parece ser que Rusia juega con esa carta, con la ventaja de que no se baraje la posibilidad de una guerra tal y como la conocemos, es decir, no se puede llegar al uso de las armas ya que con ello lo único que conseguirían sería el fin del mundo.

Y esto es lo preocupante, que ese “Apocalipsis” mencionado en tantos libros, el “Apocalipsis” del que habla la Biblia y que tanto ha preocupado a generaciones pasadas no llegará solo, sino que seremos nosotros quien lo creemos. Y es que parece inimaginable que pudiera tener lugar otra guerra mundial, otra más, otra que acabe con nuestra existencia, la tercera y posiblemente la última. Y cabe pensar, ¿hasta qué punto hemos llegado? Quizás hayamos llegado a un punto en el que tener el poder y la supremacía económica y política va más allá de la vida, que somos capaces de poner en riesgo incluso la integridad de toda la humanidad.



Ya lo anticipó Einstein hace bastantes años: “No sé cómo será la III Guerra Mundial, sólo sé que la IV será con primeras y lanzas”. Pues aquí está, no sé si esta guerra se sucederá como consecuencia de este conflicto en Ucrania o quién sabe cuándo lo hará, pero lo preocupante es que si esa IV Guerra Mundial llegará a ocurrir tendremos que darnos por satisfechos, ya que querrá decir que al menos la humanidad no se ha extinguido. Parece mentira que nosotros mismo al fin y al cabo seamos quien cabemos nuestra propia tumba. 

2 comentarios:

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  2. Tal y como apuntas, los conflictos en la época en la que vivimos son, o por lo menos deberían ser, diplomáticos. Y me gustaría recalcar el "deberían", porque por desgracia, sigue habiendo guerras, y las seguirá habiendo.
    Seguirá habiendo como la que probablemente nos acaece en Crimea; una región de Ucrania que, sin embargo, cuenta con una población mayoritariamente rusa que pide voluntariamente la anexión a Rusia. Es muy difícil luchar contra un pueblo con autodeterminación, porque las palabras son un poderoso arma. Pero aquí entra el elemento "Putin", que, jugando con la ventaja del pueblo crimeo y su producción de gas, prepara ya de forma descarada una guerra, que las otras potencias intentan evitar a toda costa, porque sabe lo que ya supo Alberti en su "Nocturno": "las palabras entonces no sirven: son palabras".

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