Todo el mundo sabe que el truco para mantenerse delgado es comer poco, pero pocos conocen que esa es solo la mitad de la historia. La otra mitad nos viene puesta de nacimiento: son los factores genéticos de la gordura, que permiten a los privilegiados comer como ceporros sin engordar y condenan al resto a elegir entre el hambre y el sobrepeso. En un brillante trabajo detectivesco, científicos de Chicago y Sevilla han identificado ahora al principal gen del engorde humano. Se llama iroquois, y se conoce desde hace décadas, pero nadie había imaginado que se dedicara a hacer manteca y contribuyera a la epidemia mundial de obesidad y diabetes.
No hay duda que uno de los temas que más preocupan en la sociedad actual, especialmente en los adolescentes, concretamente en el sexo femenino, es el de mantener un cuerpo 10. Sin embargo, como ya se ha comentado en la introducción anterior, esto puede resultar a veces muy complicado, por no decir imposible, simplemente por caprichosidad de los genes.
Todo el mundo sabía que la genética tenía algo que ver con nuestras características físicas, pero ahora se oficializa esto con el descubrimiento de este gen de la gordura. Esto no quiere decir que no podamos luchar contra la genética para evitar estar gordos, si no que a las personas hereditarias de este gen les resultará más complicado el reto.
Según los científicos, la gordura es hereditaria sólo entre un 35-40 %, por lo que llevando un estilo de vida saludable, es decir, comer sano, hacer diariamente ejercicio y evitar el sedentarismo entre otras muchas cosas, lo que envuelve el 60-65% restante, podremos hacerle frente a la obesidad y mantenernos sanos y contentos con nuestro cuerpo.
Otro factor relevante, son los comentarios que escuchamos a nuestro alrededor sobre la obesidad; los comentarios despectivos de la sociedad hacia las personas gordas nos pueden llegar a obsesionar con bajar de peso bruscamente, y esto puede desembocar en trastornos psíquicos y acarrear enfermedades físicas y mentales en la persona afectada. Tener a nuestro lado a alguien que nos apoye en nuestra lucha contra la obesidad siempre le proporcionará un aire positivista a nuestra vida y los resultados llegarán antes y serán más complacientes.
Es la hora de plantarle a cara a nuestros genes y de demostrarles que con dedicación, ganas, positividad, y buena compañía, todo es posible. Es la hora de mandar a la mierda a la sociedad que nos obsesiona con el físico y demostrarles a todos que sí podemos. ¿Y tú qué opinas? ¿ Debería ser la sociedad más comprensible con las personas que sufren por su físico? Que nunca se nos olvide que la belleza verdadera y la que siempre permanece se encuentra en el interior.
Alejandro Quintero Franco
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