lunes, 17 de marzo de 2014

Jesús Rodríguez González.

Unos científicos, al investigar los restos de un mamut que vivió hace 43.000 años en el norte de Rusia, se han percatado de que se conserva sangre líquida y secuencia de su ADN, de forma que por primera vez en la historia pueden clonar a este prehistórico mamífero. Sin embargo, esta clonación no sería exacta, sino un híbrido entre un elefante y un mamut.

Es lógico cuestionarse: ¿hasta qué punto ha llegado la ciencia? ¿Hemos pasado a ser Dios, el sumo “Creador”? Pues nos hemos propuesto, parece ser, jugar a ser Dios y manejar la naturaleza a nuestro propio antojo. ¡Un mamut! Sí, esos animales preh
istóricos que en tantos libros aparecen, y que se han convertido en un mito para la humanidad. Quién nos diría que en pleno siglo XXI pueda volver a “renacer”. Y con esto, ahora, parece que todo está al alcance de nuestra mano, que tanto hemos avanzado que ya nada queda fuera de la capacidad humana: ¡somos Dios!

¿Quién se puede imaginar ir a un zoológico y ver a un mamut? Parece de cuento de niños, de fantasía, y, quizás, en pocos años sea una realidad. Pero nos situamos en un punto donde, gracias a los avances en la genética no solo se pueden clonar animales, sino incluso elegir hijos “a la carta”. Y es que con esto perdemos la esencia de la vida, queremos controlar tanto que hemos perdido el norte. No podemos creernos un “Dios Todopoderoso”, mientras, además,  nuestro mundo se va al garete. Podremos elegir a nuestros hijos como nos parezca: rubio, ojos azules… sin preocuparnos por el mundo que le vamos a dejar. Pero, claro, la clonación de un mamut suena fascinante, mientras que hablar de contaminación y del deshielo es un muermo.

Y yo opino, ¿para qué clonar un mamut si no va a tener mundo en el que vivir? Si sus antepasados levantaran cabeza, se asombraría de lo que le estamos haciendo a nuestro planeta. Vale que gracias a la ciencia hayamos avanzado hasta límites insospechados, repito, ¡un mamut!, pero nos dejamos atrás problemas que nosotros mismos hemos permitido por avanzar científicamente. Nosotros mismos lo estamos viviendo, sin ir más lejos, por ejemplo, las altísimas temperaturas que nos acechan. Pero bueno, mejor sigamos hablando del mamut, que se hace más interesante.
 

 Este mamut, aunque no del todo como aquellos que vivieron en la prehistoria y que luchaban de sol a sol contra aquellos humanos con piedras y lanzas, posiblemente marcará un antes y un después en el mundo animal. ¿Por qué no pensar que de aquí a unos pocos de años habremos podido “revivir” incluso a dinosaurios? El problema es si tendremos espacio para tantos. Pero bueno, no hemos de preocuparnos por eso, a esas alturas ya habremos conseguido conquistar otros planetas, total, nosotros todo lo podemos.


Así que a partir de ahora no lo llamen ser humano, llámenlo “Dios”.  

0 comentarios:

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.