miércoles, 29 de enero de 2014

El pueblo ucraniano sigue luchando contra su propio gobierno. En este caso, tras conseguir la dimisión del primer ministro, Mikola Azárov,; ahora el debate político se centra en cómo se va a llevar a cabo la amnistía.

Tal y como refleja la noticia que hoy publica el diario El País, el gobierno pide que los protestantes desalojen todas las dependencias públicas ocupadas y retiren las barricadas, las tiendas de campaña y los escenarios callejeros; antes de recibir cualquier perdón. Mientras que los miembros de la oposición exigen la amnistía primero y la retirada y desalojo después, porque están convencidos de que la presencia en la calle es la única forma de hacer que el régimen respete sus promesas y compromisos.

El hecho de que la oposición se niegue a aceptar las condiciones del gobierno y que prosigan con las protestas es lo que les está haciendo conseguir, poco a poco, todo lo que ellos querían, dando una lección al mundo de que si el pueblo quiere, puede ser más poderoso que cualquier gobierno. Pese a que la amnistía se apruebe o no, las protestas seguirán con el fin de que el presidente, Víctor Yanukovich, dimita de su cargo.

En mi opinión, el pueblo ucraniano está demostrando un coraje y una resistencia que ha asombrado a toda Europa. Comparto su posición de no dar un paso atrás, tanto sobre el tema de la amnistía como sobre el tema de la necesaria dimisión de su presidente y la formación de un nuevo gobierno. Está claro que con los tiempos que corren, para hacer algo o condenar algún hecho, hay que salir a la calle en masa, porque en nuestras casas poco vamos a conseguir. Y, aunque bien cierto es que lo más apropiado son las protestas pacíficas, lo que está sucediendo en Kiev no es para nada pacífico, sino más bien revueltas violentas. Pero a quién vamos a engañar, todo el mundo queda muy bien diciendo que las protestas pacíficas son lo mejor y lo más adecuado, pero si no usamos la violencia de vez en cuando, el gobierno y los poderosos se creen invencibles e intocables, cosa que para nada es cierta; y esto los ucranianos lo saben perfectamente. Así, con revueltas, protestas, barricadas, y luchas callejeras contra la policía es como el pueblo ucraniano se está haciendo oír.

En definitiva, si los ucranianos salen a la calle pidiendo algo, con las temperaturas que pasan, sin miedo a nada y sin dar un paso atrás, es necesario escucharles y que lleguen medidas que les satisfagan, ya que algo de razón tendrán. ¿Y tú qué opinas?


                                                                                    Jesús Fernández Domínguez

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