viernes, 17 de enero de 2014


El pasado 5 de Enero tuvo lugar en el Café Antzokia de Durango (Vizcaya) un acto de los recientes excarcelados de la banda terrorista de ETA. El motivo del acto era una "reunión" a la que podían acudir simpatizantes de esta y periodistas pero sin hacer preguntas de ningún tipo, solamente podrían escuchar como los portavoces se expresaban a su gusto y dictaban que tanto ellos como los etarras aún presos iban a dejar a un lado la violencia como camino para llegar a su objetivo, así como aceptar la legalidad penitenciaria.


Pero la noticia no es esa, lo importante se dio finalizando la conferencia, cuando un periodista, Cake Minuesa, saltándose las normas puestas, interrumpió el discurso para ofrecerles, de forma algo irónica, la posibilidad a los 63 expresos de pedir perdón y mostrar arrepentimiento por las 309 víctimas, ya que durante toda el acto este sentimiento brilló por su ausencia. Esta sorpresa fue aplaudida tímidamente por sus compañeros y reprimida rápidamente por los asesinos, empujándole repetidas veces hacia la salida mientras él proseguía con el ofrecimiento.

Esta hazaña admirable por parte del periodista, revela algunos puntos: en primer lugar, desveló, por si alguno no lo había visto ya, como estos asesinos no muestran arrepentimiento ninguno por las atrocidades realizadas y el número de vidas inocentes quitadas, es más, incluso durante el acto, uno de los portavoces del colectivo, Juan Antonio López Ruiz, Kabuti, declaró: "Acumulamos cerca de 1.500 años de cárcel". Este, digamos, personaje, ha cumplido 26 años de cárcel por tan solo13 asesinatos y aún así sigue teniendo la valentía de reprochar. Simplemente asqueroso. En segundo lugar, considero a los medios como unos de los culpables de que estos criminales puedan seguir teniendo atención cuando quieren y le es necesario, no solo asistieron, seguramente corriendo y deseosos por conseguir la exclusiva, a una conferencia de "quitavidas" que no permitían preguntas, sino que además, cuando uno de los suyos intenta poner en un aprieto a los promotores de la reunión y estos lo acusan de "payaso" echándole de la sala, ninguno es capaz de saltar en su defensa. Simplemente vergonzoso.

Para acabar, dejando a un lado mi indignación y odio hacia esos animales, porque de humanidad poco, aplaudo una vez más al periodista, y rezo para que su actitud sea copiada por más periodistas y personas.

Pablo Rodríguez Toledano

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