Blanca Martínez Cardeso
Según cuenta la noticia un grupo de adolescentes israelíes han considerado que moralmente están en contra del ejercito y de la forma en la que este convive con los ciudadanos israelíes así que han decidido presentar un escrito donde declaran los motivos por los cuales no quieren alistarse.
Este grupo de jóvenes representan en mi opinión la valentía y ganas de cambiar la actual sociedad que normalmente complementa la personalidad adolescente. Dicho escrito es un acto digno de admiración ya que la mayoría de personas que se ven en la obligación de alistarse, lo evitan a través de una escusa acerca de su religión, estado físico o cualquier otra mentira estándar. Ellos han sido valientes y han mostrado públicamente que el motivo de su rechazo es el mero desacuerdo moral, ya que según ellos estiman el ejército obra en contra de la libertad del pueblo israelí y de derechos humanos tan simples como la justicia, la cual se viola mediante "tortura, castigos colectivos y un reparto desigual de recursos como el agua y la electricidad".
Esta noticia, que en principio no es nada escandalosa ya que ¿Que tiene de nuevo que la gente rechace el ejército?, ¿A caso no sabemos ya de sobra que es este el que reprime la libertad en algunos países?, ha hecho que pare y piense ¿Que haría yo?. El hecho de ser mujer en este caso es una ventaja ya que en muchos lugares no está permitido que nosotras hagamos ese tipo de actividades "propias de los hombres" pero dejando a un lado este tema tan fresco e hiper debatido del papel de la mujer en la sociedad (debido al reciente 8 de Marzo) realmente ¿que haría? sólo se me viene a la cabeza una solución: ¡escaquearme como sea!... por mi como si tengo que declarar que soy ciega o tengo alguna enfermedad crónica, pero ahí no aguanto ni loca. Que cobardes que somos muchos de nosotros... Yo misma admiraba la valentía de estos jóvenes que luchan con la verdad a modo de escudo y me escondo en cualquier mentira que me saque del paso.
A veces es necesario sentir que no tenemos nada que perder para luchar sin escrúpulos ni miedo a defender lo que se piensa.
Dejando a un lado la cobardía que acompaña a los países mas desarrollados, cabe destacar que estos jovenes que hoy han sido honestos y han defendido sus principios morales, mañana serán juzgados para ser condenados, tal y como se relata. Esto lo concibo como algo antagónico e impensable ¿Ser castigada por decir en alto lo que pienso? ¿A donde vamos a llegar? Pues si; aunque sea algo lejano a nuestro modo de vida no deja de ser algo real, que pasa en el mundo real a tiempo real.
Aunque suene un poco egoísta cambiar el escenario y volver a "nuestra Europa" donde todo es más fácil, me veo en la obligación de hacerlo ya que tras darle vueltas al tema no dejo de pensar: ¿Llevo un determinado modo de vida o él me lleva a mí?.
Y tú, ¿Que opinas?
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