Es más, trata de algo que vosotros concebís día a día.
Puede que acabes de pinchar en el "hipervínculo", tras una clase de "pilates" y sin embargo para la Academia, oficialmente no has hecho nada. No es por alarmar, pero estos vocablos hasta Octubre no aparecerán entre las hojas de la 23ª edición del nuevo DRAE.
Yo me siento poderosa, ¿acaso vosotros no? Toda una Academia a disposición de lo que decimos; tanto poder que da miedo...¡la lengua está viva!
Y somos nosotros quien, de cierta forma, sin querer o queriendo, hacemos desaparecer palabras o creamos nuevas, bueno o también copiamos. Sin querer o queriendo usamos palabras despectivas o "malsonantes" (como a partir de ahora la RAE calificará a algunas palabras).
En efecto, un inmenso poder en el que los lexicógrafos no tiene nada que ver, así para Pedro Álvarez de Miranda “El lexicógrafo que recoge en un Diccionario la palabra maricón no es homófobo. Esa palabra existe”. Tampoco tiene culpa de la poca originalidad de quienes hablamos el español, que pobres de nosotros creyentes de una carencia linguística, recurrimos a palabras anglosajonas.
Americanismos como "jonrón" se incorporan en esta nueva edición, a la que sin duda, con estas expresiones habrá que echarle imaginación (identifíquese jonrón con la palabra inglesa home run)
Sin embargo, a mi juicio ese no es es el crimen peor, porque mayor sería un asesinato...el asesinato de las palabras en desuso, por qué no.
¿Habéis visto alguna vez un vertedero de palabras? Porque yo no, y me gustaría saber el paradero de ciertos términos que hacemos morir.
Pero qué me van a decir a mí, incapaz de abarcar más de un determinado número de palabras nuevas, más aún de utilizarlas. Y, llegados a este punto, he de transmitir mi preocupación por algo que se desvanece y que no vuelve, supongo que es evolución...aunque en un par de años quién sabe si al decir evolución alguien sabrá a qué me refiero.
¡Qué miedo tanto poder! ¡Qué miedo tanto poder en desuso!
De pequeños soñábamos con ser superheroes y ahora no valoramos nuestro dominio. De pequeños alegrábamos diciendo nuestro primer "mamá" y de grandes nos sorprenderá que no nos lo vuelvan a poder llamar
Marta Rivera Castillo
0 comentarios:
Publicar un comentario