viernes, 21 de marzo de 2014

Los «smartphones» simplifican muchas tareas. Consultar un dato a última hora, revisar el correo fuera de la oficina, llevar el boleto del avión en digital, mensajería instantánea con los seres queridos que están a miles de kilómetros de distancia, son algunas de las posibilidades que se tienen con un móvil «inteligente». Sin embargo, su mal uso puede comprometer la calidad de vida del usuario. Puede arruinar la productividad en el trabajo, quita la capacidad de concentración y no deja que descanse.
Según la investigación realizada por The Online Psychology Degreeun 95% de los encuestados se lleva su teléfono a la cama regularmente, y una hora antes de decidir tratar de dormir, navegan por la web, mandan mensajes de texto o miran la televisión. El síndrome de apego con estos dispositivos es tal, que al momento de dormir dejan el teléfono muy próximo a la cama, o sobre ella. De hecho, un 90% de los jóvenes entre 18 y 29 años confiesa que duermen con sus teléfonos.
En mi opinión, el uso del móvil se esta volviendo un vicio, llevarlo se ha convertido en una necesidad insana. Posiblemente si todo esto sigue en este camino, dependamos tanto de los móviles que no podamos vivir sin el. 

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