jueves, 16 de enero de 2014

Y tú, ¿racional o pasional?





Esta noticia me ha parecido...No. Al leer esta noticia he recordado...No.
Esta noticia es muy interesante...Sí, así queda más córtex dicho.

Quién nos habrá inculcado que emociones y razón se bifurcan en el camino, ¿será Platón con su Teoría de las Ideas? En el equipo del filósofo griego los que consideran la emoción como un proceso más corporal
que mental, además de subjetivo y por lo tanto poco apropiado para llegar a entender la Verdad. Envueltos por la inconfundible melena de Descartes, que fiel a la cuadrilla clásica y pudiendo haber anunciado un "Siento que pienso, luego existo" ha querido defender la filosofía platónica.
En el otro bando, aquellos pensadores como Hipócrates y Averroes que sostenían el cuerpo como un todo, así como nuestro contemporáneo Damasio con la teoría del sistema límbico, y por supuesto, nombrado en el artículo, Joseph LeDoux. Aquí, una pandilla unida con mucha pasión. Pasión y razón; pasión y razón, porque siempre van unidas.

Defendiendo esta teoría, y a raíz del fragmento del periódico podríamos decir que no sólo nuestro cerebro necesita al corazón para pensar, sino que éste impone su autoridad sobre la razón, activa el organismo y nos ayuda a relacionarnos.

Básicamente, podríamos dar rienda suelta a nuestro miocardio, aunque basta con darle un poco de confianza para que se vuelva super hortera, para que nos inunde la tristeza, la rabia o el miedo. Y, entonces, ¿es ahora cuando la lógica establece los límites de la cursilería, los llantos, los puños cerrados y el susto de muerte? 

Afortunados los detractores del dualismo, pues efectivamente amígadala y córtex son inseparables, sin embargo, a mi parecer ninguno predomina sobre el otro; demasiada sal provoca infartos, y el exceso de azúcar endulza demasiado. Y por si creían que ya había ganador de este duelo filosófico aquí llegan los refuerzos de la mano de Aristóteles con la virtud del término medio. Así el ser humano es capaz de lidiar con el día a día basándose en el yin y el yang racional-pasional 


Marta Rivera Castillo



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