Como bien se dice en la noticia, la industria de la construcción es una de las más contaminantes y que más residuos produce. Por eso, gracias a este tipo de ideas, con el uso de plástico biodegradable, la contribución con el medio ambiente es mayor, aunque siga siendo necesario el uso del hormigón.
Más allá
del ámbito medioambiental, tengamos por ejemplo en cuenta la nocividad para la salud, el riesgo y la preparación de
dicho edificio.
Está claro
que es más rápido y más simple utilizar una impresora 3D para construir nuestra
casa, pero ¿Podría esta casa aguantar un huracán, un tsunami, un terremoto o
cualquier otro tipo de catástrofe natural? La respuesta es clara, no, a no ser
que se utilizasen otra serie de materiales, que harían que dicha idea fuese
totalmente inútil. Además, un edificio echo de plástico que recibe durante el día
el calor del sol, puede, además de liberar gases a la atmósfera (lo que vemos
que no sería tan beneficioso para el medio ambiente), liberar gases nocivos
dentro del propio área y perjudicar la salud de los inquilinos (sería como
vivir dentro de una bolsa gigante de plástico).
Por otro
lado, habría que tener en cuenta la rentabilidad, es decir, aunque se ahorre en
materiales, ¿Habrá mucha demanda por parte de la población? En mi opinión, la
respuesta es negativa. Debido a la inseguridad y al desconocimiento, la mayoría
de las personas preferirían no vivir en ella, dentro de un tupper-ware.
Como vemos,
la innovación en el ámbito de la construcción es cada vez mayor, pero ¿Creéis
que esa es razón suficiente para despreocuparse de la salud humana y de la del
propio planeta?
Alejandro Ruiz Fernández de Angulo
2º Bach. A
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