lunes, 16 de diciembre de 2013

Aunque haya pasado más de una semana, la noticia de la muerte de Nelson Mandela sigue vigente en los medios. Un ejemplo lo encontramos en este artículo. Al principio me asombró la cantidad de páginas y tiempo dedicados en todos los periódicos y telediarios.

Un segundo hecho que me ha llamado la atención es el elogio unánime que expresan; no hay interpretaciones ni discusiones ideológicas acerca de la obra de Mandela. ¿Por qué no hay posiciones críticas con este individuo?



Mandela tuvo a lo largo de su carrera política unos principios inamovibles que le permitieron acabar con el apartheid y defender un país no racial. Las ideas de pacifismo, respeto, libertad, afectan al interés humano común, y lo convirtieron así en un líder no sólo nacional, sino global.
El líder hindú Gandhi, conocido por liderar la resistencia no-violenta en India, y quien precisamente residió en Sudáfrica durante unos años protestando contra la opresión por parte del apartheid de las comunidades no blancas, influyó en el pacifismo que fue objetivo principal de Nelson Mandela tras instaurar la democracia en su país.

En su primera etapa como político, al frente de la Liga Juvenil del Congreso Nacional Africano (ANC),  resultó ser un hombre en el que el enojo ante las injusticias y los tratos raciales que sufrían los sudafricanos talló un carácter combatiente y valeroso. La seguridad en sí mismo le costó ser condenado a cadena perpetua en 1962, y durante los 27 años y medio que permaneció entre rejas su estrategia hacia el racismo cambió; lejos de luchar contra sus antiguos opresores, haciendo que unos ganasen y otros perdiesen, argumenta que la concordia tiene que establecerse mediante la convicción, eliminando tanto el dolor de los oprimidos como la deshumanización de los opresores. Una anécdota que ejemplifica este pensamiento es el sermón que dio al comité ejecutivo nacional sobre la necesidad de ganarse a los afrikaners, cuando el comité decidió sustituir el antiguo himno ‘Die Stem’ por otro himno extraoficial, ‘Sikosi Sikelele’, que manifestaba el sufrimiento y anhelo de libertad de la comunidad negra. Mandela criticó duramente este afán de venganza, argumentando que la única base sobre la que se asentaba la democracia sudafricana era la reconciliación, la cual se podría llevar a cabo sólo con el canto de ambos himnos, uno detrás del otro.
Otra razón por la que creo que Mandela es reconocido en todo el mundo es la relación del apartheid con la Alemania Nazi. Ambos regímenes tenían una analogía totalitaria y racista, y guardaban una simpatía entre ellos, razón por la cual la figura de Mandela influye especialmente en los europeos que vivieron las consecuencias de  la dictadura nacionalsocialista.

Por todo lo mencionado anteriormente, el legado de Nelson Mandela será recordado por todos, con el apartheid enterrado y el racismo dejando de ser la principal preocupación de los ciudadanos de Sudáfrica.

¿Y tú qué opinas?

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